¡Menuda sorpresa!
Una araña nos vino a visitar y
rondaba el rincón de arte...
¿Quién la habría traído? ¿Cuántas patas tiene?
Hasta un pasillo le hicimos con nuestros cuerpos
al ver lo rápido que se movía...
Con cuidado y sin hacerle daño,
conseguimos cogerla y verla atentamente...
Incluso se la enseñamos a los compis de la otra clase
de cuatro años antes de liberarla...
A veces, lo más divertido, es lo más cotidiano.
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